El Colegio Hermanas Misioneras de la Consolata fue fundado el 6 de marzo de 1950 por la Hermana Ricarda Gallo, de origen italiano, quien en sus inicios brindó educación a niños y niñas de escasos recursos del barrio El Vergel, pero que posteriormente se convirtió en colegio femenino.
Hoy es una institución de reconocida trayectoria porque se brinda educación integral de calidad a estudiantes de diferentes sectores de la ciudad; formándolos en valores y fomentando en ellos el espíritu misionero, carisma propio de la Congregación de las Misioneras de la Consolata.
En las pruebas SABER 11, la institución se encuentra ubicada en el nivel Muy Superior, gracias a las metas que el colegio se ha colocado tanto en desempeño académico como en promoción de sus estudiantes: “ningún estudiante del Colegio Hermanas Misioneras de la Consolata debe reprobar el año y su desempeño académico debe ser Superior en todas las áreas.
La excelencia académica está apoyada en una sólida formación en valores que se manifiesta en un ambiente escolar en donde prevalece la sana convivencia en un clima de fraternidad familiar, tal y como lo concibió el Beato José Allamano.
A partir de este año 2012 se inició un nuevo proceso en la institución con la formación de niñas y niños en un modelo coeducativo, con el cual se partió en dos la historia del colegio tradicionalmente femenino que, a diferencia del colegio mixto, solo admite la vinculación de estudiantes hombres en los grados transición a octavo con el fin de formarlos dentro de los valores que hasta el momento han caracterizado a la institución en un proceso integral de formación.
El Colegio Hermanas Misioneras de la Consolata fiel a la pedagogía de Jesús y al carisma misionero Allamano, garantizado una formación integral coeducativo a través de un servicio humano y oportuno con responsabilidad social, optimizando recursos y talentos para la satisfacción de la comunidad educativa, mediante procesos institucionales eficientes, eficaces y pertinentes.
En el Colegio Hermanas Misioneras de la Consolata creemos que:
La educación integral es un proceso que humaniza, que articula la espiritualidad, la ciencia, el arte y el deporte mediante procesos pedagógicos que ayudan a transformar el contexto.
La institución educativa es un ambiente propicio para desarrollar procesos de cambio en la formación de líderes capaces de responder a los retos que la sociedad les plantea.
El estudiante es una persona artífice de su proceso de formación integral. El aprendiz es la apropiación crítica de pautas socialmente establecidas de los procesos cognitivos, procedimentales y actitudinales.
El Maestro es el facilitador de estrategias para el mejoramiento de los procesos cognitivos, procedimentales y actitudinales. La enseñanza es una intervención intencional a través de estrategias de valoración y acompañamiento.
Está compuesta por dos franjas de igual tamaño en colores azul y blanco. El color Blanco representa la inmaculada de la virgen María, que el/la Estudiante CONSOLATA está invitada(o) a imitar. El color Azul es una invitación a la trascendencia y quiere simbolizar la grandeza y bondad de la virgen, Portadora de la Consolación.
En él observamos: Una C que abarca una H y una M, indicando la doble significación; Colegio y Consolata. La H de Hermanas y la M de Misionera. En el centro se observa un mundo que nos recuerda nuestro compromiso misionero. Caminando, cada día con fe, mostraremos las alegrías proyectándonos como personas conscientes de nuestro compromiso cristiano y misionero.
La devoción a Nuestra Señora de la Consolata se inicia en Turín, Italia, en los primeros siglos del cristianismo. Cuenta la tradición que fue san Eusebio desterrado a palestina por el emperador Constancio, quien, a su regreso a Turín en el año 354, le obsequió a su amigo san Máximo, una imagen de la Virgen María que, también cuenta la historia, fue pintado por san Lucas. San Máximo ubicó el cuadro en una capilla, lindera de la Iglesia dedicada a San Andrés Desde ese instante el pueblo de Turín comenzó a venerar a la virgen María el título de consoladora que, traducido en dialecto local y popular devino en Consolata.
Los obispos de Turín confiaron la imagen de la Consolata a los padres Benedictinos en el año 840, dos acontecimientos contribuyeron a su desaparición. Primero, hubo que esconderla, debido a la persecución y destrucción de imágenes por parte de los iconoclastas. Y luego, una guerra, que destruyó el templo de San Andrés y la capilla donde estaba, sepultándola bajo los escombros y en olvido. Per permaneció viva en la memoria de sus fieles.
Fundador de las misioneras y misioneros de la Consolata:
Nació el 21 de enero de 1851 y el día siguiente recibió el bautismo, cuyo aniversario celebraba cada año, como era propio de la espiritualidad del tiempo. Así describía José Allamano a su familia: "En la familia éramos 5 hermanos: una mujer y 4 hombres; mi mamá se llamaba Mariana y mi papá José; mi mamá era hermana de un sacerdote San José Cafasso. Mi buena maestra de kínder se llamaba Benedicta Savio, fue óptima formadora. Mi familia era normal; mi papá era serio y trabajador, hablaba poco; pero nos quería mucho. Mamá era buena, pero si un poco exigente."José Allamano fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1873. En 1880 fue nombrado rector de Santuario de la CONSOLATA en Turín, donde permaneció por 46 años. Y fundó el Instituto de los Misioneros de la Consolata en 1901, y el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Consolata en 1910, en 1913 fueron a Kenia y en 1950 vinieron a Colombia.